Todo estaba claro en el contrato: la contrata debía entregar el modelo BIM en formato abierto durante la ejecución de la obra.
Pero cuando llegó el momento, lo que se entregó fue un rotundo “no”. IFCs sí, claro. Pero el modelo nativo… solo al final, con el as built. Porque sí. Porque no están obligados. Porque el BIM, al parecer, se comparte cuando a uno le viene bien.
La Dirección Facultativa, desconcertada, se fue al contrato. Luego al pliego. Y por último, a BIMrras INSIDERS, donde se desató un debate tan técnico como irónico sobre obligaciones, formatos, propiedad del modelo y esa vieja ley no escrita llamada “la ley Misco”.
La historia terminó como muchas en este mundillo: sin resolución clara, pero con muchas más preguntas que respuestas. Y sobre todo, con la certeza de que si no tienes a un grupo de colegas BIM con quien compartir estas movidas, te las tragas solo y sin GIFs de consuelo.
